Del gesto que
consiste en ponerse el dedo índice en la sien y moverlo como quien atornilla y
destornilla
“C´est un pauvre fou qui remplit son jardin
de pierres”
“Si usted nunca repartió cartas en un radio
de 32 kilómetros a la redonda, si no las llevó en un viejo saco de cuero junto
con encomiendas, impresos, prospectos, telegramas, giros postales y facturas,
si no caminó con la cabeza gacha para sorprender las piedras escondidas entre
las hierbas de los senderos rurales, si además del saco de cuero usted no llevó
nunca una carretilla de hierro en su recorrido, si al distribuir el correo no
levantó una piedra de buen aspecto para ponerla en la carretilla y sucesivamente
fue levantando otras piedras meritorias hasta colmar la carretilla, si no
volvió a su casa con la carretilla llena de piedras y las volcó junto a una
construcción bastante adelantada, si no preparó argamasa y se puso a levantar
un muro de la construcción hasta que la oscuridad le impidió seguir trabajando,
si no hizo todo eso o le cuesta creer de alguien que haya podido hacerlo
durante veinticinco años, lamento decirle que no comprenderá jamás a los
piantados, que es usted irremisiblemente cuerdo, y que le estrecho la mano
inclinándome con el gesto con que se saluda al esposo de la difunta en el
peristilo del cementerio, no sin antes dejar constancia de que el epígrafe supra procede de la autobiografía del
Facteur Cheval, que lo cita como la opinión de sus vecinos de Hauterives antes
de seguir imperturbable con su carretilla y volcar diariamente cuarenta y ocho
kilos de piedras en el centro mismo de mi corazón.”
La vuelta al día en ochenta mundos Tomo II Ed.Siglo XXI Madrid 1983
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