LA PERSECUCION DE TILOPA (*)
Entonces el discípulo atravesó el país en busca del maestro
predestinado. Sabía su nombre: Tilopa; sabía que era imprescindible. Lo
perseguía de ciudad en ciudad siempre con retraso.
Una noche, famélico, llama a la puerta de una casa y pide
comida. Sale un borracho y con voz estrepitosa le ofrece vino. El discípulo
rehúsa indignado. La casa entera desaparece; el discípulo queda solo en mitad
del campo; entonces escucha la voz del borracho que le grita : ¡Yo era Tilopa!.
Otra vez, un aldeano le pide ayuda para desollar un caballo
muerto. Asqueado, el discípulo se aleja de él sin hacerle caso. Una voz burlona
le grita: ¡Yo era Tilopa!
En un desfiladero, un hombre arrastra del pelo a una mujer.
El discípulo ataca al forajido y logra liberar a su víctima. Bruscamente, se
encuentra solo y la voz le repite: Yo era Tilopa.
Llega una tarde a un cementerio y ve a un hombre agazapado
junto a una hoguera de ennegrecidos restos humanos. Entonces comprende, se
prosterna ante él, toma los pies del maestro y los pone sobre su cabeza. Esta vez Tilopa no desaparece.
Parmi les Mystiques et les Magiciens du Tibet (1929)
(*) Antología de la literatura fantástica.
J.L.Borges ; S. Ocampo; A.B. Casares Ed.Edhasa Sudamericana Barcelona 1977
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