Como suele ocurrir con todas las
grandes recetas, el asunto de su origen y autoría están sujetos a una
apasionada controversia. Por un lado, y por la audaz fusión dulce-salado y la
vehemencia con la que siempre defienden los catalanes aquello que consideran
propio (o apropiable), muchos piensan que es una receta catalana… sin embargo también
suele atribuirse a la corona de Aragón y más concretamente a las tierras de
frontera de Ribagorza donde es conocido anacrónicamente como Conejo a la
Almogavar. En cualquier caso, si su origen es polémico, no ocurre lo mismo con
el de su ingrediente estrella: el chocolate, del que sabemos que fue
introducido en nuestro país en tiempos de Carlos V y del que se dice que fueron
los monjes cistercienses del Monasterio de Piedra los primeros en difundir su
elaboración y uso gastronómico en el siglo XVII (lo que avalaría la hipótesis
aragonesa del plato que nos ocupa). Como
todo el mundo sabe, el chocolate, es un producto derivado de la elaboración
de la semilla de la planta del cacao originaria de Mesoamérica donde es
conocida y venerada desde hace mas de tres mil años. Con el nombre de
Tchocolatl ha sido disfrutado por las culturas olmeca, maya, azteca, etc, tanto como alimento energético, ingrediente
espiritual o incluso como medio de pago. Llegó a Europa a través de España,
situándose el primer importador de este mágico producto en el puerto de la
ciudad de Barcelona (lo que avalaría la hipótesis catalana del Conill amb
Xocolata). En cualquier caso, no pienso entrar en polémicas estériles, sino
contaros como lo tenéis que cocinar y después comérnoslo con gran satisfacción
y sin volver la vista atrás.
INGREDIENTES (PARA 4 PERSONAS):
1 conejo
1 cebolla
2 zanahorias
6 dientes de ajo
30-40 grs.de chocolate negro rallado (la
cantidad dependerá de lo fuerte que sea el chocolate utilizado)
1 vaso de vino tinto
agua
aceite de oliva virgen
1 cucharada de harina de maíz refinada
(opcional)
tomillo y romero (en rama o secos)
1 hora de laurel
sal, pimienta, perejil (para decorar).
Manera de Hacerse
- Trocear el conejo, salpimentarlo y dorarlo en una cazuela con
un chorrito de aceite y 4 dientes de ajo enteros y pelados. Añadir el vaso de
vino tinto y darle un hervor. Cubrir con agua, taparlo y cocinarlo durante
35-40 minutos a fuego suave. Después, retirar los trozos de conejo y reservar
el conejo y el caldo.
- Hacer un sofrito con la cebolla, las zanahorias y 2 dientes
de ajo, todo ello troceado, con un chorrito de aceite. Añadir el romero,
tomillo y laurel, verter el caldo reservado con los ajos y cocinar todo durante
10 minutos. Sazonar.
- Pasarlo por el pasapurés o triturar con la batidora
(apartando previamente las hierbas, si éstas fueran en rama, y el laurel). Si
fuera necesario, espesar la mezcla con la harina de maíz diluida en agua.
Añadir el chocolate y el conejo. Mezclar bien hasta que se disuelva el
chocolate. Cocinarlo todo durante 5 minutos más para que se unan los sabores.
- Emplatar el conejo, salsear y decorar con una ramita de
perejil.
Se puede acompañar con puré de boniatos, de patatas o con
daditos de patata fritos y bien escurridos de aceite. Es una receta recomendada para personas con colesterol o
sobrepeso, dado el bajo nivel calórico de la carne de conejo.
Tiene un maridaje perfecto rayando lo divino con un Monastrell
tinto dulce (Recóndita Armonía) de Gutiérrez de la Vega.
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