Enrique López Gosálbez
Originalmente el termino gay proviene del latín gaudium (gozo, alegría) y con el mismo significado derivó en lengua occitana a “gai” para pasar al catalán y al castellano por medio de la poesía trovadoresca provenzal. Por definición, el arte poético (lírico y místico a un tiempo) pasó a denominarse “gay saber”, persistiendo dicha tradición hasta nuestros días. La palabra occitana se difundió por toda Europa hasta cruzar el Canal dela
Mancha , logrando asentarse en tierras anglosajonas donde se
le despojó de cualquier significación poético-religiosa y desde allí viajó al Nuevo Mundo como sinónimo de persona alegre, despreocupada y frívola.
Originalmente el termino gay proviene del latín gaudium (gozo, alegría) y con el mismo significado derivó en lengua occitana a “gai” para pasar al catalán y al castellano por medio de la poesía trovadoresca provenzal. Por definición, el arte poético (lírico y místico a un tiempo) pasó a denominarse “gay saber”, persistiendo dicha tradición hasta nuestros días. La palabra occitana se difundió por toda Europa hasta cruzar el Canal de
Según
los estudiosos del tema, la primera vez que se utilizó el termino gay con una connotación de ambigüedad sexual fue en la película
que aquí en España conocimos como “La
Fiera de mi Niña” (Bringing Up Baby. 1938), una inolvidable comedia de Howard Hawks con la encantadora Katharine Hepburn y el seductor Cary Grant, ambos en la plenitud de su
carrera. En una divertida escena, Cary Grant tenía que vestirse con un salto de
cama de seda y plumas. Al verle de esa guisa, May Robson (la tía Elizabeth) le preguntaba la
razón de su absurdo atuendo, a lo que Cary respondía: “Porque me he vuelto gay de repente”. Es muy probable que este comentario no hiciera una referencia
exacta al tema de la homosexualidad, puesto que el termino gay aún no era utilizado
con este sentido, sino mas bien en el apuntado anteriormente de “alegre” o “frívolo”.
Pero
sería en la década de los 60 en California, cuando “gay” se convirtió en la
denominación preferida por los varones homosexuales americanos para referirse a
ellos mismos, lejos de las implicaciones peyorativas del término “fag” –maricón-
o de los psicoanalíticos y medicalizados “desviado” o "invertido".
Y desde los USA, adornada con nuevos atributos, esta hermosa palabra regresó a la vieja Europa, cerrándose así el curioso
círculo del lenguaje.
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