martes, 31 de julio de 2018

SER ARROCERO/A EN ALICANTE


Ser arrocero/a en Alicante es una especie de blasón que exhibimos sin impudicia los/as naturales o naturalizados (que de todo habemos) y que nos adorna dotándonos de una especie de aura inmarcesible  que nos eleva a un Parnaso no de laureados poetas y exquisitas poetisas, sino de cocinillas que atesoramos el más alto galardón posible: hacer el arroz o más bien los arroces como los hacían nuestras abuelas (nuestras madres quedan fuera del ránquin por motivos edípico-sentimentales). Y no es una cuestión de género como presumen nuestros queridos y odiados vecinos de Valencia cuando se ponen pesadísimos con su sobrevalorada paella de judías y garrofón: cosa de machirulos domingueros. Nuestros arroces son ciencia y arte a un tiempo y provienen de una suerte de recetario tradicional arcano que se transmite como una verdad revelada a través de un proceso iniciático en el que el maestro/a conocedor del secreto guía a su discípulo/a en los arcanos del Ars Arrocera. Una vez alcanzada dicha sabiduría, el iniciado o la iniciada, pueden disfrutar de sus beneficios: transcendencia física y espiritual, integración con el Principio Superior, Éxtasis, o como coño queramos denominar a esta experiencia nirvánica.
Tres anécdotas ilustrativas. Primera. Hace años conocí a unas chicas brasileñas que habían sucumbido a las delicias de un arroz del senyoret y que porfiaban por conseguir la iluminación instantánea: pobres infelices.  Tuvieron el atrevimiento de pedirme que les escribiera en un  papelucho infecto ¡ la receta del arroz a banda!. Me quedé perplejo ante tamaño atrevimiento, no por incapacidad comunicativa, malicia o secretismo. Cualquiera de vosotros/as si sois arroceros/as sabéis de qué estoy hablando. Cuánto arroz, “vasito de cortado menos un dedo por persona más uno para la paella”, ¿cómo ostias le explicas esto a una brasileña?, y ¿cuánto caldo?, pues según, ya vas viendo, depende de lo espeso…de qué es el caldo ¿de morena? (más graso), de esparrallón, rata, gallina…de cintas o rape…¿cómo ostias se le explica esto a nadie? Y luego los que te dicen: el caldo hay que echarlo todo desde el principio!!! Y una mierda!!!, se lo añades según vas viendo que funciona el arroz: empirismo, arte, ensayo y error, delicado proceso empático. Borbotea al hervir o ya comienza a crujir o más bien chisporrotea… ¿queréis socarraet o no?. Y para qué voy a seguir. A partir de ese momento me despreciaron y dejaron de hablarme por imbécil.  Segunda anécdota. Mi mujer (incomparable cocinera) me decía:” no entiendo por qué te sale el arroz tan distinto a mí. Yo le pongo al caldo el mejor pescado de fondo y siempre me queda soso, sin color y justito de sabor. Y entonces le revelé el gran secreto, ese que nunca contamos a nadie, ese que deberíamos guardar como oro en paño: le expliqué lo que era LA SALMORRETA. Hoy en día sus fondos son excelsos. Aunque no consigo que aplique el gran secreto dentro del gran secreto: cuando comienza a hervir el fondo coje una sardina y sumérjela durante unos segundos en la olla. Así me lo revelaron a mí y así lo revelo yo aunque una noche de estas un asesino ninja de la secta arrocera me clave un puñal por bocazas  mientras duermo. Tercera y definitiva. Hace más de veinte años, junto a uno de mis maestros arroceros, tuve el placer de conocer a una pareja de japoneses (he and she) que, tras sucumbir a una arroz de pellets i coliflor, se empeñaron en que les explicáramos cómo habíamos perpretado aquella delicia. Con gran sabiduría, mi maestro les exigió que a cambio ellos debían enseñarnos cómo  confeccionar un sushi-sashimi-maki en condiciones. Una mañana vinieron a casa y les mostramos paso a paso todos los detalles minuciosamente. Tomaron nota en una libreta con sus ideogramas en jira-wana y se empujaron un arrocito de morena para dar gritos y vítores al dios Asclepio. Al día siguiente cumplieron religiosamente con su palabra (como buenos nipones). Desde entonces, la japo-food forma parte de mi acervo culinario internacional.
 Y para qué seguir, hermanos y hermanas, sea de conejo y caracoles, de magro y verduritas, del senyoret, en caldero, a banda, de pulpo y espinacas, de cigalitas, de bogavante o langosta, gambitas, sepieta, atún, bacalao y coliflor sequito o caldoset, etc, etc., etc,  ¡QUE LE DEN POR CULO A LA PAELLA!.

ENRIQUE











domingo, 29 de julio de 2018

SARDE A BECCAFICO DE ADELINA

     
       Cuando leo una novela de Camilleri, siempre hay un momento en el que el tiempo se detiene y la trama, el misterio, la pesquisa, se quedan como flotando en el limbo de los detectives. Es ese supremo momento en el que Salvo Montalbano hace un alto en el camino y se planta en la trattoria  de Enzo para devorar una pasta alla Norma o unos antipasti di mare en Da Cologero. Pero donde la gula se transforma en arte y los aromas, las texturas, los colores de los ingredientes consiguen el raro milagro de que salivemos imaginando la cocina casera siciliana, es cuando en las profundidades del horno o en las soledades del frigorífico reposa alguna delicia insospechada preparada con mimo maternal por Adelina, su fiel camariera. Y aunque mataría por empujarme unos arancini y caer en el mismo éxtasis gastronómico al que sucumbe el comisario Montalbano, hay una de las recetas maravillosas con que Adelina nos fascina a lo largo de la serie que me ronda y me persigue haciendo que las tripas me gruñan como un animalito herido y la boca se me llene de agüilla hasta el atragantamiento fatal: le sarde a beccafico.



Aquí consigno para satisfacción general esta sublime receta del gran clásico siciliano. Aúna la alquimia de la elaboración trabajosa y precisa con la sabiduría ancestral de las abuelas que pasan su vida mirando al mar. Es al mismo tiempo sencilla, humilde y natural pero compleja de sabores y aromas ribereños de tres mares llenos de historia. Eccola qui


Ingredientes para 4-6 personas (aproximadamente)

1 Kg de sardinas grandecitas
Aceite de oliva
4 anchoas fileteadas
25 g. de pasas de corinto sin pipas
50 g.de piñones
Perejil picado,
1 cebolla picada,
Laurel (según el número de sardinas)
Una pizca de azúcar
1 cucharadita de miel
½ vaso de zumo de naranja
Corteza de limón rallada
Pan rallado.
Sal y pimienta


Cómo se hace

1. Limpiamos las sardinas, las desescamamos, les quitamos la cabeza, las tripas y la espina central. Les dejamos la cola. Las lavamos, secamos  y las abrimos en filet.


2. Para preparar el relleno se colocan las pasitas en agua tibia (o brandy) unos minutos antes de usarlas y las reservamos. Rallamos el pan duro y lo freímos con una cucharada de aceite de oliva hasta que quede doradito (tened cuidado de que no se queme). Haced dos partes de pan rallado, una para el relleno y otra para espolvorear las sardinas al final de la elaboración.

Después mezclamos todos los ingredientes. El pan fritito, las pasas, los piñones, el perejil picado, las anchoas picadas, el azúcar, la sal y la pimienta. También reservamos un poco del relleno para el final.


3. Aceitamos la bandeja del horno y vamos rellenando las sardinas con la mezcla. Después las vamos enrollando comenzando desde la cabeza y dejamos la cola hacia arriba. Luego las vamos colocando en la bandeja bien pegaditas unas a otras para que no se abran y colocamos media hoja de laurel entre cada una de ellas (hay quien las afianza con un palillo).



4. Antes de meter la bandeja en el horno, las espolvoreamos  con un poco del relleno, la ralladura de pan fritito mezclado con la ralladura de corteza de limón y les echamos por encima el jugo de la naranja y por último la cucharadita de miel.
Metemos la bandeja  en el horno  durante unos 20-30 minutos a 180-200 grados centígrados según el tamaño de las sardinas. Os aconsejo que les vayáis echando un ojo cuando lleven 15 minutos. Las sacáis, las dejáis reposar unos minutillos y podéis transportaros a otra dimensión.



AZAM ALI: LA RELIGION DE LA BELLEZA


      Estoy con los que afirman que Azam Ali es un obsequio de Dios. Azam Ali, nacida en Irán en 1970 y radicada en los USA desde los quince años, es una  cantante hechizadora  y una virtuosa del santour (una especie de salterio) que estudió con el maestro Manoocher  Sadeghi. Ha participado en distintas formaciones (VAS, NIYAZ, VGM, Roseland), ha colaborado con grandes músicos como Gregg Ellis, Shahrokh Yadegari o Serj Tankian y nos ha regalado una colección de joyas personales que no pueden faltar en nuestra discoteca. 

      La primera vez que escuche su mágica voz me quedé conmocionado; un sentimiento de belleza y paz absoluta me invadió y no pude hacer otra cosa que sumergirme lentamente en un remanso de espiritualidad. No suelo ser dado a estos transportes psicodélicos, al menos desde los tiempos de Pink Floyd o de Ash Ra Temple. El chillout exótico y los Echoes of the Nature me relajan pero no llego a flipar con ellos: son adecuados compañeros de lectura o de siesta según me pille el cuerpo. Pero cuando escuché a Azam Alí me lancé como un poseso sobre una aplicación que tenía en el móvil (y que he descartado porque se me comía la memoria) y allí estaba: “Golzar” de NIYAZ. Y por encima de aquella música cautivadora, la voz de Azam Ali.

      Hasta que no me hice con aquel disco no paré y luego vinieron muchos otros: Azam Ali con VAS: Offerings (1998) o In the Garden of Souls (2000), Golzar (2005) con NIYAZ, y después su carrera en solitario desde Portals of Grace (2002) hasta el exquisito Lamentations of Swans (2013). Pero ya está bien de rollos,  espero convertiros a la religión de la belleza que nos brinda el alma pura de Azam Ali con estas tres muestras de su arte. En primer lugar os invito a escuchar Parishaan para abrir boca

.

Seguimos con una muestra genial del show inmersivo multimedia de NIYAZ


Y para rematar felizmente The Triumph of love



CHARLES BAUDELAIRE. BREVE NOTICIA SOBRE LAS FLORES DEL MAL


            

Charles Baudelaire publicó inicialmente Las Flores del Mal en junio de 1857 componiendo un total de cien poemas precedidos de una dedicatoria a Théophile Gautier y un poema al lector. En esta edición el libro estaba compuesto por cinco secciones: Spleen e Ideal, El Vino, Las Flores del Mal, La Revuelta y La Muerte. Ni que decir tiene que la crítica recibió la obra con un rechazo casi unánime y en julio se inició una violenta campaña contra Baudelaire desde la prensa burguesa. En agosto y apenas tres meses después de su publicación, el poeta sería inculpado ante los tribunales por “ofensa a la moral pública…la moral religiosa y las buenas costumbres.”  Fue condenado a una multa y a la supresión de seis poemas.

         En 1861 aparecería una segunda edición con treinta y cinco poemas inéditos y una nueva sección: Cuadros Parisienses. Esta incorporación no debe ser entendida como una sucesión de poemas sueltos e inconexos, sino una extensión natural de la obra dispuesta por el autor siguiendo un itinerario bien preciso. En una carta dirigida a Alfred de Vigny, Baudelaire nos dirá: »(…)le  seul éloge que je sollicite pour ce livre es qu´on reconaisse qu´il n´est pas un pur album et qu´il a un commencement et une fin. »  (*).  

         La edición póstuma de 1868, tras su temprana muerte, es considerada tradicionalmente como la edición definitiva. Las versiones modernas (**) han ido añadiendo nuevas secciones y poemarios conocidos como Los Suplementos a las Flores del Mal, y los Despojos (poemas prohibidos y censurados). En esta selección que tengo el placer de presentaros, he escogido tres poemas pertenecientes a las secciones Spleen e Ideal, Las Flores del Mal y La Muerte. Como propina, un cuarto perteneciente a los llamados Suplementos: “El Epígrafe para un Libro Condenado”, y unos fragmentos de un quinto de los Despojos : “Lesbos”.



(*)” el único elogio que solicito pare este libro es que se reconozca que no es una mera colección y que posee un comienzo y un final”.
(**) Para esta entrada he utilizado la edición de la editorial EDAF (Madrid, 1973) traducida y prologada por el poeta ÁngelLázaro Machado.



                                               EL ALBATROS
         suelen, por divertirse, los mozos marineros
                            cazar albatros, grandes pájaros de los mares
                            que siguen lentamente, indolentes viajeros,
                            al barco, que navega sobre abismos y azares.

                            Apenas los arrojan allí sobre cubierta,
                            príncipes del azul, torpes y avergonzados,
                            el ala grande y blanca aflojan como muerta
                            y la dejan, cual remos, caer a sus costados.

                            ¡Qué débil y qué inútil ahora el viajero alado!
                            Él, antes tan hermoso, ¡que grotesco en el suelo!
                            Con su pipa uno de ellos el pico le ha quemado,
                            otro imita, renqueando, del inválido el vuelo.

                            El poeta es igual…Allá arriba, en la altura,
                            ¡qué importan las flechas, rayos, tempestad desatada!
                            Desterrado en el mundo, concluyó la aventura:
                            ¡sus alas de gigante no le sirven de nada!
                                                       
                   (De Spleen e Ideal)


         La lujuria y la muerte son dos buenas chiquillas;
                            pródigas en sus besos, vigor inusitado,
                            el flanco siempre virgen, mostrando las rodillas,
                            en su eterno ejercicio jamás han fecundado.

                            Al poeta siniestro, terror de los hogares,
                            favorito del diablo, cortesano sin más,
                            le ofrecen una cama tumbas y lupanares
                            donde el remordimiento no ha dormido jamás.

                            Y el féretro y la alcoba, blasfemias soberanas,
                            ofrecen alternando como buenas hermanas,
                            los terribles placeres, el deleite al revés.

                            Lujuria inmunda, ¿cuándo lograrás enterrarme?
                            Muerte, ¿cuándo vendrás, su rival, a besarme,
                            sobre tus mirtos fúnebres, bajo un negro ciprés?

      (De Las Flores del Mal)




                                  LA MUERTE DE LOS AMANTES

                   Tendremos un lecho de suaves olores,
                            divanes profundos como sepulturas,
                            y en tallos y búcaros nos darán las flores
                            aromas extraños bajo albas más puras.

                            Nuestros corazones, amando a porfía,
                            darán de su antorcha la llama postrera;
                            dos llamas gemelas son tu alma y la mía,
                            espejos que miran la eterna ribera.

                            Relámpago único, centella preciosa,
                            una tarde mística, de azul y de rosa,
                            el adiós seremos, el llanto, el sollozo.

                            Y después, un ángel, abriendo las puertas,
                            los espejos turbios y las aguas muertas,
                            resucitará temblando de gozo.

                   (De La Muerte)



                                            EPÍGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO
                            Lector apacible y bucólico,
                            hombre de bien, ingenuo y sano,
                            tira este libro saturniano,
                            que es orgiástico y melancólico.

                            Si tú retórica no aprendiste
                            con Satán, astuto decano,
                            ¡tíralo! Me leerás en vano,
                            o pensarás que a un loco leíste.

                            Pero si sabes bucear
                            en los abismos sin temblar,
                            léeme, y has de amarme, amigo;

                            alma elegida que, penando,
                            tu paraíso vas buscando,
                            ¡compadéceme…, o te maldigo!




                                                               LESBOS (fragmento)
          Madre de los latinos y los griegos deleites,
                            Lesbos, donde los besos, lánguidos, perezosos,
                            cálidos como soles, untuosos como aceites,
                            son ornato de noches y de días gloriosos;
                            madre de los latinos y los griegos deleites.

                            Lesbos, donde los besos son como esas cascadas
                            que se lanzan sin miedo al abismo imponente,
                            y luego sollozantes corren encadenadas,
                            tormentosas, secretas, en remolino hirviente,
                            ¡Lesbos, donde los besos son como las cascadas!

                            Lesbos, donde Friné a otra Friné reclama,
                            donde jamás se queda sin un eco el suspiro,
                            como la igual de Pafos el azul te proclama,
                            y celosa de Safo la propia Venus miro.
                            Lesbos, donde Friné a otra Friné reclama.

                            Lesbos, tierra de noches ardientes, amorosas
                            que hacen, ante el espejo, con voluptuosidad,
                            que las adolescentes acaricien mimosas
                            los frutos ya maduros de su nubilidad.
                            Lesbos, tierra de noches ardientes, amorosas.
                   (…)



J DE JUEGO


El juego es un tipo de actividad humana que no persigue más objetivo que la diversión,  una placentera manera de emplear el tiempo sin la imperiosa necesidad de alcanzar metas ni objetivos. El juego es un fin en sí mismo, no es un medio  a través del cual podamos conseguir nada que tenga un sentido práctico para nosotros.

Es un conjunto de usos cuya precaria utilidad  comienza y termina en el mismo instante en que estos cumplen su función como fuente de esparcimiento. Sólo sirve para pasar el rato amenamente sin otras consecuencias. Es justamente lo contrario del trabajo. Por esa razón solemos equivocarnos cuando afirmamos que los juegos eróticos son un preliminar, una especie de aperitivo, un trámite conductual cuya función es garantizar la lubricación femenina o la erección masculina para llegar al plato principal, al grano, al meollo del asunto.

El juego erótico es la esencia misma de la sexualidad. Desde el momento en que hemos liberado a nuestros placeres de su cometido instintivo, el sexo ha dejado de ser un trabajo físico para la perpetuación de la especie y se ha transformado en un juego. En realidad no afinamos los instrumentos para interpretar una pieza sinfónica, sino que improvisamos, hacemos que surja una melodía, nos recreamos con armonías que nacen en nuestro interior como hacen los músicos de jazz. No calentamos motores para estar en la pole y ganar la competición, sino que corremos por la alegría de estar vivos, por el gustazo de sentir la energía que recorre nuestros músculos. No hacemos el “acto” como  ordenan las jerarquías sanitarias y eclesiásticas, sino que nos refocilamos, insistimos una y otra vez en disfrutar de los placeres corporales, demorándonos en la diversidad ilimitada de nuestras zonas erógenas. Nos comemos el pastel y la guinda sin importar el orden de los factores. Que para trabajar ya nos basta con la reforma laboral.